Libros Apocrifos y Apocalipticos

Libros Apocrifos y Apocalipticos

Este artículo trata parcialmente de libros bíblicos (en especial Dan. y Apoc.), pero en parte también de una lista de libros no bíblicos (técnicamente co nocidos como los libros apócrifos y los libros seudoepigráficos), algunos de los cuales reaparecen, al lado de obras parecidas, entre los Rollos del Mar Muerto. El nexo es provisto por la apocalíptica, un tipo de literatura que ocurre tanto dentro de la Biblia como fuera de ella. Los apócrifos y los seudoepigráficos datan mayormente del período intertestamentario y nos relatan algo de la historia judía y del pensamiento de aquel periodo.

Los Terminos “apocrifo” y “apocaliptico”

Aunque estos dos términos técnicos “apócrifo” y “apocalíptico” parecen similares, son bastante diferentes en su significado y aplicación. “Apócrifo”, de la palabra gr. apokrifos que significa “escondido”, es un nombre dado a ciertos libros reconocidos que están fuera del canon de las Sagradas Escrituras. “Apocalíptico”, término que proviene del gr. apokalupsis que significa “revelación”, es un término usado para denotar un tipo particular de literatura que comunica, o trata de comunicar, una revelación de secretos. Algunos de los apócrifos pertenecen a la literatura apocalíptica, pero no todos, por supuesto. Las principales obras apocalípticas en la Biblia son: Dan. en el AT y Apoc. en el NT, aunque algunas partes de otros libros tienen un carácter similar.

El término “apócrifo” se aplica normalmente a libros de origen judío que están fuera del canon del AT, y en ese sentido se usa en el presente artículo. La expresión “Apócrifos del NT” se ha adoptado para denotar obras más recientes que imitan la literatura del NT. Algunos de los libros apócrifos, pero de ninguna manera todos, fueron escritos bajo nombres asumidos, aunque esto es más característico del grupo mayor de libros llamados seudoepigráficos (escritos con nombres ficticios), muchos de los cuales son apocalípticos en su contenido.

Ya que la gran mayoría de los libros judíos están afuera del canon de las Sagradas Escrituras, es necesario explicar por qué ciertos libros se señalan como “apócrifos”. Estos eran los que eran más apreciados por los antiguos creyentes como lectura edificante. Por esta razón comenzaron a copiarlos en gr. y latín y luego en otros idiomas. Esto fue un procedimiento paulatino, incluyendo en la primera parte del si glo IV solamente tres libros (La Sabiduría de Salomón, Tobías y Eclesiástico), y los estudiosos, por lo menos, siguieron distinguiendo tales libros como no canónicos. (El concepto de que ta les libros estaban en los mss. bíblicos gr., desde el principio como parte de la LXX, es un error.) Para la época de Jerónimo, al final del siglo IV, el procedimiento había avanzado lo suficiente para que exis tiera un serio peligro de confusión, y él juzgó necesario señalar tales libros con un nombre especial, y escogió el término apócrifos. Esta es una expresión que Orígenes, un siglo y medio antes, había aseverado que los judíos aplicaban a los más apreciados de entre sus libros no canónicos; y dado que Orígenes y Jerónimo eran dos de los estudiosos más distinguidos del judaísmo entre los Padres de la iglesia, probablemente ambos estaban usando el término en el mismo sentido judío. Si esto es así, explica por qué “escondido” era un término apropiado para usarlo con este propósito. Porque cuando los rabinos eran confrontados con un objeto que no se les permitía usar, pero que, por razón de sus asociaciones religiosas, tampoco se les permitía destruir, lo “escondían” y lo dejaban deteriorarse natural mente. Entre los objetos que recibían tal tratamiento había libros que ofrecían el peligro de ser confundidos con las Sagradas Escrituras. Paradójicamente, fueron los libros más apreciados de los no canónicos que serían “escondidos”, ya que cuanto más apreciados eran, tanto más había peligro de que fueran erróneamente tratados como Sagradas Escrituras.

A pesar de las advertencias de Jerónimo, siguió la confusión de los apócrifos con los libros canónicos del AT, especialmente en el occidente. Durante la Reforma en el siglo XVI fue necesario que los refor madores reafirmaran la distinción que Jerónimo había hecho en forma remarcada. La iglesia de Roma, entretanto, procuró borrar la distinción, y el Concilio de Trento colocó a los libros apócrifos so bre un mismo nivel de paridad completa con los libros canónicos (omitiendo 1 y 2 Esdras y La Oración de Manasés). En la Iglesia Católica Romana, por consecuencia, se conoce a los apócrifos como los libros deuterocanónicos. En sus Biblias del vernáculo, los Reformadores juntaron a los apócrifos como una sección separada, pero en las Biblias católicas y romanas (como la Biblia de Jerusalén, Dios Habla Hoy [con Deuterocanónicos]) siguen mezclándose con los libros canónicos del AT.[1]

 



[1] Carson, D. A., France, R. T., Motyer, J. A., & Wenham, G. J. (2000). Nuevo comentario Bı́blico: Siglo veintiuno (electronic ed.). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

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