¿Por qué es necesario amar?
¿Por qué es necesario amar?
Tenemos que hablar de este importante tema del “AMOR” para poder entenderlo a perfección. La Palabra de Dios nos deja ver claramente que el “Amor” debe ser lo más importante en un cristiano. Nos deja ver que cuando uno no “Ama” debidamente, uno viene a ser como un instrumento o una campana desafinada, que lo único que se escucha es un ruido escandaloso.
1 Corintios capítulo 13 describe como debe de ser: “El amor verdadero”
“Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y hasta el idioma de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como una campana desafinada!”
Este versículo te deja ver clarísimo que si no tenemos “Amor” que estamos perdiendo el tiempo como ser humano. El significado de este versículo tiene una semejanza con el versículo de Mateo 13:42 donde dice claramente a donde van a parar los condenados. Meditemos y comparemos el versículo de Mateo 13:42 con 1 de Corintios 13:1, Mateo 13:42 nos dice; “y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.”
Ahora miremos lo que nos dice 1 Corintios capítulo 13:1 cuando no amamos; “Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios me haga mover montañas. Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.”
Ambos pasajes bíblicos nos dejan ver que al final no somos nada. En Mateo nos deja ver claramente que todo aquel que solo quiere hacer lo malo parara en el infierno, que van a parar en condenación ósea que terminaran siendo nada y el otro pasaje de 1 Corintios nos dice que, si no amamos que también vamos a para en nada, debido a que para Dios lo más importante es que nosotros amemos. El contexto de 1 Corintios nos dice que, aunque tengamos la inteligencia de hablar muchos idiomas e incluyendo el idioma de los ángeles, si no amamos, de nada nos sirve lo que tenemos o lo que somos en esta sociedad. Esta descripción es compatible a lo que dice Mateo 13:42; “y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.” ¿Por qué los dos pasajes son compatibles? Porque el destino final es desastroso, en uno nos dice que por no amar no somos nada y en el otro nos dice que todo aquel que solo quiere hacer lo malo parara en el infierno.
Continuemos leyendo otros versículos de 1 Corintios capítulo 13; “Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios me haga mover montañas. Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.”
En estos versículos podemos ver que existe un secreto que nos puede ayudar. ¿Cuál es el secreto? El secreto es, que lo que le brindemos, lo brindamos con el corazón y no para que otros nos vean. Amar es el requisito primordial para satisfacer a Dios. Dios desea profundamente que amemos, pero que amemos de corazón, no solo dejándolo saber con nuestra boca sino por hecho.
Por otro lado, se, que no es justo que te anuncié las consecuencias que nos van a caer si no hacemos las cosas con “Amor”. Es mi responsabilidad de decirte cómo puedes lograr amar de corazón. Voy a darte unos consejos de lo que puedes hacer para que ablandes tu corazón, para que puedas conquistar a amar y amar gozosamente.
Primeramente, debes de saber que el ser humano ama a todos los de su propia sangre. Eso es parte de nuestro ADN. ¿Quién lo díctamo? Dios, él fue el que puso esa gota de “amor” en nuestro ADN.
La mejor manera de entenderlo es cuando lo vemos con nuestros propios ojos. El parto de una madre es el mejor ejemplo del “Amor”. Por otro lado, el padre también se conecta a ese “Amor” maternal. El padre lo logra porque sabe que existe un vínculo emocional. El “Amor” que existe en los padres es tan grande que automáticamente van a súper proteger a esa criatura recién nacida. Nada ni nadie va a separar el amor profundo de los padres por esa criatura. ¿Te suena familiar? De esta misma forma es que Dios ama a Sus hijos.
Medita en Romanos 8:35-39;
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Eso nos afirma el por qué nosotros amamos profundamente a una persona de nuestra propia sangre.
El problema que tenemos es que no sabemos cómo “Amar” a un particular, a un desconocido, ese es nuestro problema. Tampoco sabemos que habita una ventaja en nosotros para poder explotar el 50% que nos falta para amar al desconocido. No sabemos que la semilla del “Amor” existe en nosotros.
Por decirlo así, ya tenemos un 50% a nuestro favor. Porque ya amamos a un grupo, a nuestros seres más queridos. Entonces, la pregunta es la siguiente; ¿cómo puedo desarrollar ese 50% que me falta? Para encaminarnos a la conquista del 50% que nos hace falta, de la manera más simple y sencilla es, tratando de ponernos en los zapatos del necesitado, de la víctima. ¿Como? Utiliza las siguientes preguntas;
• si yo fuera el que estuviese en esa situación; ¿cómo me gustaría que se acercaran a mí?
• ¿Qué me gustaría ver en las personas que me pueden extender la mano?
Lo más seguro que las contestaciones a estas dos preguntas son; quisiera que me tuvieran compasión y misericordia. Quisiera sentir que alguien me ama. Cuando psicológicamente cambiamos de posición con el particular, con la víctima, es cuando sale de nosotros el verdadero amor. ¿Por qué es qué sale este amor de lo más profundo de nuestro corazón? Porque ya no vemos a la persona desconocida, sino que nos vemos nosotros. Cuando cambiamos de posición, lo que sucede es que de alguna forma queremos rescatarnos. Una vez nuestro cerebro procesa que estamos en necesidad automáticamente nos compadecemos y queremos otorgarnos ayuda. La misericordia, el compadecerse, es lo que activa el “Amor” que existe en uno. Lo misterioso es que cuando logramos ejecutar el amor estamos sembrando a nuestro beneficio sin saberlo. Esto es lo que la Palabra de Dios nos dice en Hechos 20:35 sobre el dar: “En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: ``Más bienaventurado es dar que recibir.”
La Palabra nos enseña que dar es más beneficio que recibir. ¿Cómo podemos analizar esto? ¿Cómo es posible que dar es mejor que recibir? Humanamente no lo creemos, no lo podemos analizar. Lo que tenemos que ver es que Dios no nos mide ni nos valoriza humanamente, sino que nos mide y nos valoriza celestial mente. De la forma que nos valoriza es dejándonos saber que porque damos somos “BIENAVENTURADO” ante Sus ojos. ¿Qué quiere decir esto? Que la recompensa viene de él.
La Palabra nos dice lo siguiente en Colosenses 3:23-24; “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
Cuando hacemos las cosas de corazón se deja ver el amor. Dios nos pagara toda deuda, el Señor es un Dios justo y nos pagará de acuerdo a Sus riquezas en gloria. Él lo ve todo y lo sabe todo. Recordemos que cuando amamos al desconocido es cuando realmente cuenta, no es cuando amamos a nuestro ser querido o al que conocemos.
Estos versículos de Lucas 6:27-35 deberían ser nuestra motivación para “Amar” como el Señor espera que lo hagamos;
Amar a los enemigos
Escuchen bien lo que tengo que decirles: Amen a sus enemigos, y traten bien a quienes los maltraten. A quienes los insulten, respóndanles con buenas palabras. Si alguien los rechaza, oren por esa persona. Si alguien les da una bofetada en una mejilla, pídanle que les pegue en la otra. Si alguien quiere quitarles el abrigo, dejen que también se lleve la camisa. Si alguien les pide algo, dénselo. Si alguien les quita algo, no le pidan que lo devuelva. Traten a los demás como les gustaría que los demás los trataran a ustedes. »Si sólo aman a la gente que los ama, no hacen nada extraordinario. ¡Hasta los pecadores hacen eso! Y si sólo tratan bien a la gente que los trata bien, tampoco hacen nada extraordinario. ¡Hasta los pecadores hacen eso! Si ustedes les prestan algo sólo a los que pueden darles también algo, no hacen nada que merezca ser premiado. Los pecadores también se prestan unos a otros, esperando recibir muchas ganancias. »Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Si lo hacen, el Dios altísimo les dará un gran premio, y serán sus hijos. Dios es bueno hasta con la gente mala y desagradecida. Ustedes deben ser compasivos con todas las personas, así como Dios, su Padre, es compasivo con todos.»
Ahora queda de ti, queda de ti aplicar lo aprendido. Ahora sabes más que ante o quizás te he refrescado lo que otro te enseño. Yo espero que esta pequeña lección te ayude a llenar el 50% que te hace falta para amar. Como siempre he dicho y seguiré diciendo, en la Palabra de Dios (Biblia) existe una condición y esa condición eres tú. Si, tu eres el que tiene que hacer la parte que te corresponde. Nadie la va hacer por ti, ni Dios la va hacer por ti.