Libro de I de Reyes

Libro de I de Reyes

El Libro de I Reyes comienza con Salomón y termina con Elías. Salomón nació después de un escándalo en palacio entre David y Betsabé. Como su padre y como causa pecaminosa natural de todos los hombres, él tenía una debilidad por las mujeres la cual una de ellas lo llevaron al fracaso. Salomón lo hizo bien al principio, siempre oraba por sabiduría. Una de las cosas buenas que hizo fue la construcción de un templo para Dios el cual le tomo siete años. Desafortunadamente se volvió un poco egoísta y se decidió a construir un palacio para el que le tomó trece años. Su acumulación de muchas esposas lo condujo a tomar por mal camino y terminó adorando a otros ídolos y dejo de adorar a Dios. Lo cual eventualmente esto hizo que se alejara de Dios.

Después de la muerte de Salomón, Israel fue gobernado por una serie de reyes, muchos de los cuales fueron impíos e idólatras. Esto, como consecuencia, alejó a Israel de Dios.  Elías por más que trato con sus predicaciones no pudo traerlos de regreso a Él. Dos de los reyes más malvados eran Acab y su reina Jezabel, quienes llevaron la adoración a Baal. Sin embargo, Elías trató por todos medios de llevar a los israelitas de regreso a la adoración por Jehová desafiando a los sacerdotes idólatras de Baal a confrontarse con Dios en el Monte Carmelo. El resultado fue claro donde Dios ganó. Esto hizo que la reina Jezabel se enojara de una forma drástica, que ordenó que mataran a Elías, quien huyó y se escondió en el desierto. Esto lo hizo sentir deprimido y le pidió a Dios: “déjame morir.” Sin embargo Dios lo que hizo fue enviarle comida y ánimo y le habló suavemente para salvar su vida para que cumpliera la obra aún por hacer.

Versos Admirables;

 1 Reyes 1:30, “que como yo te he jurado por Jehová Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy.”

1 Reyes 9:3 “Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.”

1 Reyes 12:16 “Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas.”

1 Reyes 12:28 “Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.”

1 Reyes 17:1 “Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.” 

Referencias Proféticas:

 El templo de Jerusalén, don del Espíritu de Dios habitaría en el lugar Santísimo, prefigura a los creyentes en Cristo en los cuales reside el Espíritu Santo desde el momento de nuestra salvación. Al igual que los israelitas que habían abandonado la idolatría, así también debemos apartarnos de cualquier cosa que nos separe de Dios. Somos Su pueblo, el templo mismo del Dios vivo. Segunda de Corintios 6:16 nos dice, “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.”

El profeta Elías fue el precursor de Cristo y los Apóstoles del Nuevo Testamento. Dios le permitió a Elías hacer cosas milagrosas a fin de probar que él realmente era un hombre de Dios. Él resucitó de la muerte al hijo de la viuda de Sarepta causando que ella exclamara – “Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.” De la misma manera, son evidentes en el Nuevo Testamento los hombres de Dios que hablaron Sus palabras a través de Su poder. Jesús no solo levantó a Lázaro de entre los muertos, sino que también resucitó al hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:14-15) y a la hija de Jairo (Lucas 8:52-56). El apóstol Pedro resucitó a Dorcas (Hechos 9:40) y Pablo resucitó a Eutico (Hechos 20:9-12) 

Quizás te Preguntes…

¿Como se aplicaría el libro de I Reyes hoy en Día?

 Podríamos utilizarlo como una advertencia de cómo debemos de escoger a las compañías y cómo las debemos mantener especialmente cuando se trata de nuestra mejor mitad o sea nuestras esposas(os). Otra enseñanza es la de darle siempre la prioridad a Dios y no exponerse uno a uno mismo y ni mucho menos a supersticiones o otros dioses, ni tampoco a la gente que gobiernan la maldad. Como cristianos de Cristo, debemos de ser astutos como la víbora y elegir amigos, socios de negocios y esposas como quiere el Señor, decentes, honestos, pero sobre todo que estén dispuestos a estar en los negocios de Él. (1 Corintios 15:33)

La experiencia de Elías en el desierto también nos enseña una valiosa lección. Después de su increíble victoria sobre los 450 profetas de Baal en el Monte Carmelo, el gozo se tornó en sufrimiento cuando fue perseguido por Jezabel y tuvo que huir por su vida. Tales experiencias “en lo alto de la montaña” son con frecuencia seguidas por la decepción, la depresión y el desaliento que puede venir después. Debemos mantenernos en guardia para este tipo de experiencias en la vida cristiana. Pero nuestro Dios es fiel y jamás nos dejará ni nos desamparará. El quieto y suave murmullo que animó a Elías nos animará a nosotros también. 

Datos Generales Para su Conocimiento...

Escrito por: El libro de 1 de Reyes no especifica el nombre de su autor. La tradición es que fue escrito por el profeta Jeremías.

Cuando fue Escrito: El Libro de 1 de Reyes fue escrito probablemente entre el 560 y 540 a.C.

Describámoslo en una Frase Corta: Comienza por seguir la secuencia del surgimiento del reinado de Salomón después de la muerte de David. La historia comienza con un reino unido, pero termina con una nación dividida en 2 reinos, conocidos como Judá e Israel.

Tipo de Estilo Literario: Registros históricos.

 

1 Reyes

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